La familia se forma y crece alrededor del amor de los cónyuges, de la relación que tienes con tu esposa, no puedes descuidarla en primer lugar.
Los hijos son un regalo de Dios y una bendición, pero ellos no deben ocupar el lugar de la esposa. Tú y tu esposa serán «una sola carne» (Génesis 2, 24) recuérdalo siempre.
No se debe descuidar el matrimonio por estar enfocado en los hijos. Un buen matrimonio define espacio exclusivo para la pareja, donde se habla del amor mutuo, de la relación y de las cosas que en otros momentos es más difícil encuadrar.
Tener excelente comunicación con la pareja implica un trabajo continuo de saber escuchar y aprender a no reaccionar de manera exagerada.
Escuchar con calma y no criticar. Si tu esposa teme que pierdas los estribos, te resientas y la critiques con severidad, no se sentirá con la libertad de expresar lo que piensa y lo que siente.
Se lee en Efesios: «Esposos, continúen amando a sus esposas […;] que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa tal como se ama a sí mismo» (Ef 5:25, 33).
Si la escuchas calmado, sabrá que te interesas de corazón por ella y será más probable encontrar consensos.
Una buena recomendación para que el amor siga vigente, es salir solos y compartir tiempos juntos. Esto no necesariamente debe representar un gasto mayor, tomarse un café solo con ella, traerá el mismo beneficio.
No obstante, si se puede hacer el esfuerzo de invitarla a algún restaurante o a un lugar que le guste mucho, recuerda que no es un gasto, es más bien una inversión.
Un buen padre nunca está demasiado ocupado, siempre encontrará espacio para la pareja, es un momento fundamental y regenerador.
El respeto mutuo impacta positivamente
Es fácil confirmar la idea generalizada de que la forma en la que trata un hombre a su esposa tendrá un impacto significativo sobre sus hijos.
En un libro sobre desarrollo infantil, varios expertos comentan: «Una de las mejores cosas que un padre puede hacer por sus hijos es respetar a su esposa. Los padres que se respetan y lo demuestran ante sus hijos les brindan un buen ambiente donde crecer».
Para que un esposo muestre amor y respeto en su matrimonio no basta con que lleve a su hogar el salario. Como dice san Pedro: «Un matrimonio de éxito se basa en una relación amorosa, leal y considerada» (cfr. 1 Pedro 3, 8-9).
Con el pasar de los años esta relación debería profundizarse a medida que el esposo y la esposa aprecian cada uno las virtudes y fortalezas del otro y aprenden a pasar por alto y perdonar cada uno las debilidades del otro.
Si el esposo lleva la delantera en mostrar amor y respeto, toda la familia recibirá una bendición.
Si eres esposo y padre cuéntanos en los comentarios qué opinas sobre los dos temas que vimos hoy. ¿Crees que te falta trabajar en el autoconocimiento o la comunicación con tu esposa?, ¿qué consejo le darías a otros padres?